Recupera tu estatus legal
Recupera tu estatus legal

Recupera tu estatus legal

El domingo de resurrección es la fecha más importante del calendario cristiano. Millones alrededor del mundo celebramos con la iglesia el evento que elevó a Jesús, el humilde carpintero de Nazaret, al Cristo prometido por los profetas de antaño. Es la ocasión perfecta para recordar el porqué de nuestra fe y nuestra esperanza cristiana: Jesucristo ha resucitado y con ello ha puesto un sello legal a nuestro estatus delante de Dios.

Aunque no sea evidente con la primera lectura, el siguiente pasaje muestra una progresión que nos lleva a ese nuevo estado legal:

Porque he aquí, esto mismo de que hayáis sido contristados según Dios, ¡qué solicitud produjo en vosotros, qué defensa, qué indignación, qué temor, qué ardiente afecto, qué celo, y qué vindicación! En todo os habéis mostrado limpios en el asunto (2 Corintios 7:11)

De manera que hay una relación entre la tristeza y el temor de Dios que nos guía, o más bien, nos impulsa a cambiar de curso, a enmendar nuestras acciones y a abandonar el pecado. Cuando somos contristados según Dios, con la tristeza que produce el Espíritu Santo en los corazones para arrepentimiento, esa tristeza se traduce en siete cosas que nos impulsan a seguir, como dice el primer verso en 2 Corintios 7:1, “perfeccionando la santidad en el temor de Dios”:

  1. Solicitud: Una solicitud es una diligencia o instancia cuidadosa (instar significa repetir la súplica, insistir con ahínco y urgir la pronta ejecución de algo). Todo proceso legal comienza por una solicitud para abrir un caso o una investigación sobre el asunto. Jesucristo hizo la diligencia. Su resurrección le permitió abrir una solicitud legal delante del Juez justo.
  2. Defensa: La defensa es el amparo, la protección o el socorro que nos protege de agresiones externas; es sostener algo en contra del dictamen ajeno. La solicitud introducida por Jesucristo es un recurso de amparo, una defensa que ha sido puesta en marcha a nuestro favor para protegernos del acta de acusaciones.
  3. Indignación: La indignación es una irritación o enfado vehemente contra una persona o contra sus actos (vehemente significa que está lleno de pasión y de una fuerza impetuosa). Lo que antes nos parecía normal o aceptable, ahora nos enfada y nos incomoda. Esta indignación es lo que llamamos una conciencia de pecado que antes no teníamos pero que ahora ha sido instalada en nosotros.
  4. Temor: El temor es la pasión del ánimo que te hace huir o rehusar aquello que consideras dañoso, arriesgado o peligroso. El temor de Dios es un don del Espíritu Santo. A causa de la indignación, ahora nos alejamos y rehusamos a hacer lo que antes hacíamos porque lo consideramos nocivo.
  5. Ardiente afecto: Los afectos son las pasiones del ánimo fervorosas y eficaces, que abrasan o encienden la acción, especialmente amor y cariño. Como la chispa que mueve los pistones de un motor. Nos alejamos por el temor de aquello que no le agrada a Dios y nos acercamos por el amor a todo lo que le complace.
  6. Celo: El celo es el cuidado, la diligencia o el esmero que ponemos al hacer algo; es un interés extremado y activo o una inquietud por perder el cariño de alguien. Deseamos preservar el amor de Dios para con nosotros con cuidado y diligencia.
  7. Vindicación: Venganza o más bien, restitución, especialmente por escrito, a quien se hallaba injuriado, calumniado o injustamente notado. La vindicación consiste en poder recuperar el estatus que te pertenecía.

Como puedes notar, el vocabulario de este pasaje es de índole legal. De hecho, toda la segunda carta a los Corintios fue escrita por Pablo para defenderse de las acusaciones injustas siguiendo todos argumentos legales disponibles en su época para absolver a un enjuiciado.

Someter una solicitud ante un juez o una corte, recurrir a un recurso de amparo y obtener defensa en un juicio para ser vindicado son los pasos de una progresión legal que exime al acusado de culpa.

Pablo utiliza su propio proceso de defensa ante los corintios como un ejemplo de la defensa que opera mediante el arrepentimiento. Cuando hay arrepentimiento real, comenzamos con solicitar el perdón, nos amparamos bajo la cobertura defensora de Jesucristo, quien es nuestro abogado (1 Juan 2:1) y somos vindicados.

La vindicación es un acta legal para recuperar lo que nos pertenece, lo cual, entre otras cosas, es la comunión con Dios – aquello que perdimos a causa del pecado, y el gozo del Espíritu Santo – aquello que el Espíritu Santo ‘perdió’ cuando le contristamos. Es la tristeza que el Espíritu Santo siente la que nos mueve en nuestras propias pasiones, a indignación, temor, afecto y celo. Estas pasiones de acción nos impulsan a confiar en la obra de la cruz y así recibir los beneficios de la resurrección. Deja que la sombra de la cruz caiga sobre tu camino.

Por eso dice Colosenses 2:14 que Jesucristo vino a “…anular la deuda que teníamos pendiente por los requisitos de la ley. Él anuló esa deuda que nos era adversa, clavándola en la cruz.” Ya nada te acusa.

La vindicación es un acta legal para recuperar lo que nos pertenece http://vla.lu/o1e #meditaciones #devocionales Share on X

Esto es lo que celebraremos mañana… y todos los días de nuestra vida perdonada. Por eso te invito a que hagas tuya esta oración:

Señor, gracias por tu muerte porque sin ella no habría resurrección. En tu muerte y resurrección solicito tu perdón. ¡Ven en mi defensa! ¡Provoca mis pasiones de ánimo! ¡Vindícame para la intimidad continua contigo! No quiero perder bajo ningún concepto el poder sentarme a la mesa para disfrutar de tu compañía, contarte mis cosas y ser dirigido por las tuyas. Tú sabes que te amo. ¡Amén!

Y tú, ¿te consideras vindicado delante del Juez justo? ¿Utilizas las pasiones de ánimo para perseverar en la fe?

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