Pocos meses después, la compañía cerró sus puertas sin explicación alguna. Perdimos nuestro dinero, junto con la confianza en los negocios. Me enteré que Antonio viajaba para Panamá y le pedí que rastreara la compañía. Al explicarle la situación, Antonio me dijo: “si un negocio se ve muy bueno como para ser verdad, probablemente no sea verdad.”
Recordé las palabras de la Biblia cuando dice:
Sin dirección, la nación fracasa; el éxito depende de los muchos consejeros (Proverbios 11:14).
¿Cuántas veces hemos estado en situaciones similares? ¿Cuántas veces hemos tomado decisiones apresuradas, de comienzo turbio y de final infeliz? ¡Si hubiese escuchado a Antonio antes de escuchar a Patricio! No estoy para recriminaciones ni lamentos; quiero que aprendamos de la experiencia, porque el éxito depende de muchos consejeros.
Consejeros varios
Al tomar decisiones, consultemos con los demás. Fracasamos con más frecuencia cuando decidimos por cuenta propia.
Preguntémonos, ¿ya consulté con mi conyugue? ¿Con mi mejor amigo? ¿Con mis padres? ¿Con un experto, o más de uno? ¿Con mi jefe o mis empleados? ¿Con la opinión de alguien del sexo opuesto? ¿Con Google?
La tecnología ha hecho posible que podamos acceder a consejeros virtuales; personas de autoridad en el campo que comparten de su conocimiento y experiencia de manera abierta y desinteresada. Acudo a Enfoque a la Familia para dirección en asuntos familiares, o a Michael Hyatt para dirección en asuntos de presencia digital, por ejemplo.
La clave es no tomar el consejo de una sola persona, ni siquiera el tuyo propio, como la dirección absoluta, sino el consejo mancomunado de varias fuentes. La Biblia, por ejemplo, es el consejo acumulado de muchos y a través de muchas generaciones.
Consejeros sabios
La diferencia entre caer o crecer son los consejeros sabios. Estos consejeros, para que sean sabios, necesitan llenar ciertas cualidades o características. ¿Cuáles son las cualificaciones de un consejero “sabio”? ¿Cómo podemos evaluarlos o reconocerlos? Mark Labberton, en su libro Called (Llamado), explica que la sabiduría tiene esta fórmula:
SABIDURÍA = CONOCIMIENTO + CARÁCTER + CONTEXTO
Un consejero sabio es quien conoce el tema, ha sido probado en su carácter y sabe leer y responder a las circunstancias. Los tres componentes son indispensables cuando evalúes a tus consejeros.
El conocimiento, sin carácter ni contexto es inútil. El carácter, sin conocimiento ni contexto es ignorante. Y el contexto, sin conocimiento ni carácter es irrelevante. Patricio es una persona de buen carácter y tenía buenas intenciones, pero ignorante como inversionista. Antonio es un inversionista probado, pero nunca le hice partícipe de mis circunstancias, no conocía mi contexto.
Ni Google ni Siri lo saben todo porque tampoco conocen tu contexto.
Cuando hallamos personas de las tres “C,” necesitamos marcarlas como sabias, acercarnos a ellas y dejarnos guiar.
Consejeros sobrios
Un consejero sobrio es una persona moderada, no superflua. Capaz de profundizar en la relación e ir directo al grano. Es aquel amigo o amiga que canta verdades y no dora píldoras, quien puede decir un firme “No” con una sonrisa y quien te ayuda a encontrar tu balance aún sobre la cuerda floja.
El capítulo 11 del libro de Proverbios hace precisamente una lista de las cualidades del consejero sobrio, y, como me gustan tanto las listas, la quiero compartir contigo:
vs. 1: Justo | vs. 16: Llenos de gracia |
vs. 2: Humilde | vs. 16: Fuerte |
vs. 3: Íntegro | vs. 17: Misericordioso |
vs. 5: Maduro | vs. 13: Fiel |
vs. 6: Recto | vs. 23: Bueno |
vs. 10: Bondadoso | vs. 24: Generoso |
vs. 12: Prudente | vs. 26: Negociante |
Puedes usar esta lista para evaluar a tus consejeros. No nos damos a esa tarea, pero estoy seguro que si lo hiciéramos nos ahorraríamos muchos dolores de cabeza.
La diferencia entre caer o crecer son los consejeros sabios #meditaciones #devocionales Share on XTe invito a que hagas conmigo esta oración: “Señor, ayúdame a rodearme de personas sabias que me guíen y me den un consejo informado, acertado y a tiempo. ¡Amén!”